Al igual que otro tipo de calderas, las de biomasa queman un combustible que genera una llama que ingresa en la caldera. El calor que se genera por el proceso de combustión se transmite al interior del circuito de agua en un elemento denominado intercambiador, que está incorporado en la caldera, ofreciendo agua caliente para alimentar el sistema de agua caliente sanitaria o de calefacción.

Generalmente se instala un acumulador, que será el encargado de almacenar el calor a fin de suministrar de manera inmediata el calor o el agua caliente a los usuarios.

Para su funcionamiento, las calderas de biomasa necesitan un silo o contenedor que facilite el almacenamiento del combustible, el cual debe instalarse cerca de las calderas. Mediante un alimentador el combustible pasa al interior de la caldera para realizar la combustión.

La combustión genera residuos y en el caso de las calderas de biomasa, los residuitos son cenizas, que se almacenan en la parte inferior del equipo en un gran cenicero, que debe ser vaciado con frecuencia y limpiado cada cierto tiempo para mantenerlo en óptimas condiciones.

Combustible que usan las calderas de biomasa

El combustible utilizado por las calderas de biomasa se denomina biocombustible y los más comunes son:

  • Astillas:

Se refiere a la madera astillada, que usualmente es producto de la limpieza de los bosques.

  • Pellets:

Virutas o serrín prensado, de distribución extendida y muy fácil de conseguir.

  • Leña:

Con frecuencia utilizada en zonas rurales debido a su bajo o inexistente costo.

  • Otros biocombustibles:

El hueso de las aceitunas y la cáscara de almendras también son utilizados en las zonas de producción que generan este tipo de residuos.

Las calderas de biomasa son amigables con el medio ambiente, evitan la contaminación y el costo del combustible es bastante asequible e incluso puede llegar a ser gratuito. Con el uso de calderas de biomasa se favorece el mercado local, ya que los proveedores de combustibles de la zona satisfacen las necesidades de consumo, incrementan la economía local y evita los desplazamientos. Además, puede almacenarse durante largos periodos de tiempo y su costo no está relacionado con los precios de los hidrocarburos.

Consideraciones para elegir una caldera de biomasa

Antes de salir corriendo a comprar una amigable caldera de biomasa, es importante que consideres el tipo de combustible del que dispones, ya que, en algunas zonas el suministro de pellet o leña puede ser limitado.

Por ello, es  recomendable que consultes con un especialista en calderas de biomasa la viabilidad de instalación en tu vivienda, tomando en consideración las necesidades energéticas y el espacio del que dispones para almacenamiento del biocombustible.

También puedes consultar antes de adquirir una nueva caldera, si la caldera de la que dispones es posible adaptarla para que funcione con biocombustibles, ya que podrías ahorrar con una adaptación.

Considera que el suministro de los biocombustibles requiere una gran capacidad de almacenamiento. En el caso de edificios que no dispongan espacio para almacenamiento, se realiza el suministro mediante sistemas neumáticos o se recurre a almacenamientos subterráneos, mediante de sistemas neumáticos, volquetes o remolques.

Siempre elige equipos que aseguren altos niveles de eficiencia energética y opta por aquellas que estén totalmente automatizadas, si bien suelen ser más costosas, es una inversión a largo plazo que te proporcionará calor y agua caliente por muchos años.

Asegúrate de elegir una caldera de biomasa que cuente con un interruptor de flujo que detecte cualquier anormalidad al interior de la caldera y que disponga de un interruptor que permita la detener el funcionamiento del equipo. Además, debes revisar que cuente con un sistema que permita la eliminación de calor residual y una válvula de seguridad que permita desviar los fluidos a un sumidero si se sobrepasa la presión.

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